Trabajo, estudio e investigo.
Puede afirmarse que ese es el nuevo lema de esta España que está navegando contra la corriente del caos que se propaga por todo el planeta. En el año 2040 el gasto estimado en investigación multiplica por dos el gasto total en toda la historia moderna del país, la ocupación laboral alcanza ya los cien millones de personas, en España entre refugiados aceptados, inmigrantes llegados, turistas que se quedaron, científicos y personas de interés nacional rescatados más los españoles y portugueses de nacimiento hay ya ciento cincuenta millones de personas; el gobierno espera con que antes de que acabe esta década se alcancen los doscientos millones. Aunque mirando en mi bola de cristal la vieja piel de toro alcanzará cuando estalle la Gran Hecatombe los quinientos millones de habitantes.
La gigantesca inversión en investigación a la que se dedica una cuarta parte de la producción nacional (en España desde hace dos años han ocurrido unos cambios importantes a nivel económico, el dinero ha desaparecido como tal, ahora la moneda es virtual. El oro y otros metales preciosos han sido confiscados para usarlos de moneda de cambio en operaciones exteriores como pago a las mafias y grupos armados que operan ya en muchas naciones fuera del control de sus estados a fin de obtener materias primas que no hay en el país, rescates de científicos o de personas de interés, como pago para la compra de animales o de plantas para el arca, etc.) ha producido éxitos de primer nivel, la erradicación del cáncer está entre ellas, ya somos la población más longeva, más sana y más fuerte, prácticamente las personas que habitan la península ibérica ya pertenecen a otra especie humana diferente a las que habitan allende los mares o al otro lado de los Pirineos.
La construcción de las nuevas ciudades y santuarios cupulados continúa a buen ritmo, unos veinte millones de personas ya viven dentro de las nuevas ciudades que no sobrepasan los cien mil habitantes cada una. Para su construcción se han usado terrenos nuevos tras estudios exhaustivos para evitar zonas con fallas telúricas, antiguas y modernas zonas inundables y cualquier tipo de posible afectación que ponga en peligro su construcción actual y mantenimiento futuro, así como problemas que puedan poner en peligro su habitabilidad. Aunque se han primado terrenos cercanos a las urbes actuales, con el fin de no desubicar completamente a la población autóctona. Entre cúpulas se ha establecido una distancia mínima de diez kilómetros. Las viejas ciudades son desmontadas conforme se deshabitan, sus materiales se reciclan al cien por cien, y los terrenos desmontados son repoblados con vegetación autóctona.
En Roma, el que se llama a sí mismo Hijo de Dios proclama que el Padre permitirá que la Humanidad prosiga su deambular cuando el nuevo Arca repose en la nueva tierra que Dios les legará. Que esta vez la lluvia no será de agua, será de fuego y odio. Que los hombres levantarán sus armas contra sus hermanos, que las madres parirán engendros y el pecado se pagará con la peste más terrible, las carnes de los vivos se separarán de los huesos, no habrá lugar más allá del arca que pueda sobrevivir, ni hombres, ni peces, ni aves, ni plantas. La tierra será convertida en un erial de devastación sin parangón.
Las cuentas ya están ante el gran contador, la suerte está echada, pero todavía hay tiempo para llegar al arca, algunos que habrán de vivir en la nueva tierra aún no han nacido, todavía no han sido concebidos, sus padres ni siquiera se han conocido. Pero todo llegará, pero aún no es el momento.
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